martes, 1 de febrero de 2011

El oficio de inaugurar

Uno de los motivos por los que el libro electrónico nunca superará al libro convencional es que en el segundo se pueden guardar entre las páginas papelitos sueltos, hojitas de abedul de central park, tickets de autobús, recetas del médico. Su infabilidad está a prueba de invasiones visigóticas y a prueba de olvido durante siglos. El libro siempre atesora y guarda con ahínco entre sus páginas, como no lo hace ningún ingenio de papelería. No se le escapa un papelito, y cada papelito lo retiene con cariño, hasta el punto de que te lo devuelve planchado. Ahora estoy haciendo una colección del periódico para conseguir por 69 euros un notebook. Recorto los cupones del periódico y los guardo entre las hojas de un libro. Parece como si el libro me estuviese recordando lo que nunca debemos olvidar, sus muchos usos y el cariño con el que se afana en cada uno de sus usos.

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