lunes, 7 de febrero de 2011

El oficio de tropezar dos veces con la misma piedra (II)

Me encanta la idea de "la altura de los tiempos", tal y como la presenta Ortega y Gasset en la 'Rebelión de las masas'. Cada tiempo tiene una altura y deja sobre el muro de la Historia su correspondiente rayita, como las rayitas que también pueden verse, casi como un recuerdo conmemorativo, en las tapias de las ciudades que han sufrido alguna inundación importante. Para conocer la altura de cada época, hay que fijarse en cómo se percibía el futuro en aquel momento. Las épocas racionalistas creen en el progreso y dibujan un futuro optimista, y alcanzan así una elevada altura. Se suben en un taburete para mirar más allá, con la estima bien alta. Otras épocas, entre ellas aquella de "los terrores del año mil", sobre la que escribió su tesis el propio Ortega, e incluso la época actual miran hacia el horizonte con miedo y pesimismo, y dibujan las peores pesadillas futuristas. Cambio climático, fin del estado de bienestar, crisis económica. En ésas estamos, en este tiempo de bajura, por seguir con el rollo orteganiano.

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