Palabras sueltas, ideas cluecas, una arandela y un envoltorio de chicle. Todo lo que cabe en un bolsillo tras un largo viaje. Iñaki de las Heras.
viernes, 25 de febrero de 2011
El oficio del idiota (VI)
Eric Berne lo decía. Sufrimos una neurosis que se debe a la desazón de preguntarnos una y otra vez acerca de quiénes somos. Y todo por el malentendido de que creemos ser una sola persona, cuando en realidad somos, según sus cálculos, tres. Un padre, un adulto y un niño. Y cada una de ellas con sus inevitables subdivisiones en función del estado en el que se encuentren estos habitantes del yo. Esta clasificación toma como base la de Freud, mucho más célebre, en la que también nos encontramos partidos en tres. El Ego se ve sometido a la tiranía del Superyó y a otro tipo de tiranía tramposa, la del deseo y ferocidad del Ello. Por contra, pensamos yo, o pensamos todos los habitantes de mi yo, que nuestra personalidad está formada por tantas piezas como añicos afilados esparce un vaso al estrellarse contra el suelo.
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