jueves, 17 de febrero de 2011

El oficio de desconocerse (III)

Del libro 'La conquista de la felicidad', del siempre admirado e insuperable Bertrand Russell, de este pensador pacifista y valiente de quien colgaría un póster en nuestra habitación si no fuese porque no venden póster suyo y porque es muy delgadito y feo, de Bertand Russell, digo, o mejor dicho, del libro 'La conquista de la felicidad' de Bertrand Russell apenas recuerdo una idea reveladora. La mente humana, dice, es como una máquina de embutir salchichas. Su trabajo, el de la mente, digo, es producir pensamientos, al igual que el de la máquina es embutir salchichas, y a eso debe dedicarse si no quiere quedarse sin sentido. Como ocurre con cualquier máquina, de vez en cuando hay que desmontarla y limpiar sus piezas. Pero sólo de vez en cuando. No podemos caer en la penosa introspección moderna que nos conduce a contemplar y aislar cada pieza del engranaje, cada trauma, cada miedo, cada inseguridad porque la máquina de salchichas se hizo para funcionar y no como objeto de admiración. Por eso, a la psicología hay que dedicarle el tiempo justo. Y el resto del tiempo, ala pues, ¡a hacer salchichas!

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