Palabras sueltas, ideas cluecas, una arandela y un envoltorio de chicle. Todo lo que cabe en un bolsillo tras un largo viaje. Iñaki de las Heras.
martes, 15 de febrero de 2011
El oficio de hacerse un hueco en el pulso chino (II)
En contra de lo que suele pensarse, la práctica del pulso chino no está dominada por los chinos. Esto se debe por un lado a que los saudíes han invertido muchos petrodólares en formar atletas propios y a que el lobby siderúrgico británico logró que el comité internacional de pulso chino aprobase unas estrictas normas que limitaban a un milímetro el tamaño de la uña o, para ser precisos, lo que aquí comúnmente se conoce como "el blanco de la uña" y los ingleses llaman "the white of the nail". Esta norma, en aparaciencia inocua, dejó fuera del mapa a los competidores chinos, que habían abusado de la ventaja de sus largas uñas para dominar la disciplina durante varias décadas. Uno puede preguntarse qué motivos llevan a la industria petrolífera saudí y al lobby siderúrgico británico a prestar tanta atención al pulso chino. Muy sencillo: una vez anulada la ventaja úñica de los chinos, se imponen los deportistas con el dedo gordo más grueso, entre los que destacan, como es lógico, los fresadores de Birmingham, los estibadores de Liverpool, los mecánicos de la Jaguar, los atornilladores de plataformas petrolíferas de Riad y los encofradores de Abu Dabi. Como puede verse, en este deporte hay demasiada pasta y demasiada virilidad como para andarse con remilgos.
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