viernes, 15 de abril de 2011

El oficio del vago (IV)

Como decía, es una lástima que las teclas de los teléfonos reproduzcan la misma nota. Deberían sonar como un teclado de piano y depararnos felices descubrimientos. Así, podré aprenderme tu móvil por la melodía que se desprende del número, o tú podrás cantármelo, en vez de dictarme la ristra de guarismos. Sería maravilloso decir a alguien que Para Elisa es tu número de móvil o afanarnos en reproducir un estribillo de Bisbal para llamar a un agente inmobiliario.

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