lunes, 17 de enero de 2011

El oficio del periodista

El oficio del periodista puede resultar muy tedioso, salvo que a uno le agrade el desmigue de una roca al caer desde una colina. Como Sísifo, el periodista debe arrastrar cada día la pesada piedra de la actualidad, ascender una empinada cuesta y dejar caer su carga desde arriba al final de la jornada. Día tras día debe iniciar desde abajo la tarea, sin percibir que se diga mucho poso de cimiento, construcción, crecimiento de algo o cosa así. No hay acuerdo acerca de los motivos de este castigo, pero se dice que Sísifo era avaro y mentiroso, y también dicen que se dedicaba a asesinar viajeros, y hay quien le acusa de desvelar los designios de los dioses. Una cosa y otra y la de más allá se parecen, en definitiva, al oficio del periodista. Lo cierto es que, como Sísifo, el periodista, héroe y mentiroso a partes iguales, debe levantar cada día la losa del día y verla caer desde lo alto de la colina. Y lo cierto es que a veces da gusto ver la roca rodar colina abajo y resquebrajarse y desmigarse y cubrir el aire de polvo. Un truño y una satisfacción, ambas dos.

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