viernes, 28 de enero de 2011

El oficio del idiota (IV)

Tan convencidos estamos de que el yo se mantiene en el tiempo que aceptamos un documento de identidad para nosotros y los demás, e incluso pensamos que la persona que ahora lleva veinte años en la cárcel es la misma que cometió un asesinato y, por ello, pensamos, debe seguir pagando el castigo administrativamente asignado. Cada mañana saludamos al compañero de trabajo con el mismo nombre y el caso es que la cosa funciona, que él responde y no amenaza nuestra estúpida creencia de que el yo se mantiene en el tiempo.

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