Los cubiertos son una versión estilizada de los juguetes de playa. La cuchara es la pala con la que apilamos la comida, y el tenedor el rastrillo con que peinamos el puré o trincamos con sádica ira la carne muerta. Sin embargo, el cuchillo nos recuerda que ya no somos niños ni jugamos con arena de playa, sino con una materia que debe ser despiezada con la ira del hambre, la trituradora de los dientes, el ácido de la entraña.
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