No es que me sienta persona cualificada para juzgar tus actos, y tampoco quiero que te lo tomes a mal, pero que sepas que no es habitual saludar a los taxistas dándoles dos besos. No, esas cosas no se hacen en las ciudades, ni tampoco lo de pedir la vez cuando vayas a subir al autobús ni dar los buenos días a los transeúntes. Sí, tienes razón, son sólo convenciones cuyo cumplimiento observamos con naturalidad, a pesar de lo mucho que tienen de artificiales. Y aun así, no puedo evitar juzgarte y condenarte a la pena máxima por iniciar con los desconocidos viajeros de este vagón de metro una conversación sobre las borrascas y el frío que hará este fin de semana. ¿No te das cuenta de que estás socavando los cimientos de nuestra sociedad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario