La comunidad científica, compuesta en esta ocasión por otorrinos, ufólogos y pedagogos con degree en cacofonías, se encuentra dividida. Según algunos, en una grabación durante la guerra franco-prusiana de 1870 se puede escuchar nítidamente a un soldado alemán decir la palabra Internet. Según otros, apenas barruntó el término Internate, traducido como internado en estas latitudes. La cuestión tiene su miga. El fonógrafo no ofrece más pistas porque, tras la misteriosa locución, registra un estallido, algo parecido a la caída de un obús, y deja de funcionar. Los estudiosos también han extraído de un cilindro de cera otra asombrosa grabación. Un minero de Calais departe en el invierno de 1894 acerca de la televisión, del prime time y del Hubble. Sobre este segundo hallazgo también hay opiniones discrepantes. La comunidad científica, nerviosa, sabe de los riesgos de dar por válidas estas pruebas. No es de extrañar el intento de los 'lobbies' por acallar todas estas voces del pasado. Los científicos solo coinciden en una cosa, en el poco interés que las palabras tanto del soldado alemán como del minero francés suscitaron entre los coetáneos. De hecho, en el documento de 1870 la palabra Internet cayó en saco roto, y en el de 1894 puede escucharse nítidamente al jefe de cuadrilla preguntar al minero si había inhalado demasiado gas grisú. También se aprecia cómo el resto de los trabajadores abandona al delirante visionario. Normal que no entiendan y que prefieran otras diversiones ligeras. Qué les importan a ellos este aburrido futuro que nunca conocerán.
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